La intención es lo que cuenta
Todo los días doña Esperanza, al salir el sol, paseaba por
la orillas de la playa. Pero una mañana paso algo que le llamo la atención. Una
hermosa niña llamada Amahia, caminaba por la arena y de vez en cuando se
agachaba a coger algo de ella, que inmediatamente lo tiraba a las turquesas
aguas cristalinas.
Al pasar los días doña Esperanza, estaba inquieta e
intrigada ya que veía a la niña día tras día haciendo lo mismo. En una mañana
doña Esperanza decide acercase, mientras se iba acercando observaba con asombro
que lo que la hermosa Amahia lanzaba eran estrellas de mar que las olas habían arrastrado
a la orilla.
- ¿Por qué las devuelves al mar?
- Es que si no las devuelvo el sol las secara y morirán.
- Pero no vez que no vale la pena lo que hace, solo podrás
salvar las pocas que están en esta orilla.
La niña miro a la mujer y sonrío, cogió una nueva estrella y
la lanzo con fuerza al mar diciendo:
- Está ya se salvó.
Aquella noche doña
Esperanza no pudo dormir, no podía dejar de pensar en aquella hermosa niña que
tana pena le daba. De pronto, en un sueño horrible vio un cielo negro sin una luz
de las estrellas. Es que cada vez que moría una estrella de mar, otra se
apagaba en el cielo.
En cuanto amaneció doña Esperanza se asomó a la ventana y
vio como la niña ya estaba devolviendo las estrellas. No lo pensó dos veces y
bajo a la playa, se agacho, cogió una estrella y la devolvió a las turquesas
aguas cristalinas diciendo:
-Está ya se salvó.
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